miércoles, 20 de marzo de 2013

EL MAQUINISTA


Vuela demasiado bajo. La gaviota roza la furgoneta que viene de frente y describe en el aire un escorzo desequilibrado. Cae en mi carril. Esas décimas de segundo hasta que la atropello me provocan un vivo estremecimiento. Porque queda delineado, diáfano, el perímetro de la existencia. Y porque su transposición resulta inminente e inevitable. El momento es intenso, trágico, turbador. De repente, alcanzo a comprender esa mezcla de horror y perplejidad que a veces traía mi padre en los ojos cuando llegaba a casa. No era tanto el hecho de atropellar a un suicida como la conciencia nítida de no poder hacer nada por evitarlo. 

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*Este microrrelato ha llegado a las deliberaciones finales del concurso de Lamicrobiblioteca en la convocatoria del mes de febrero.  Muy contento de aparecer al lado de nombres como los de Pedro Herrero, Elena Casero, Xesc López o Jordi Masó Rahola.