martes, 5 de agosto de 2014

CUATRO AÑOS: FUE BONITO MIENTRAS DURÓ




Pues sí, amigos y amigas: tal día como hoy, hace ya cuatro años, empezaba la andadura de este blog con la entrada "El fin, los medios y la estética de lo minúsculo". Han pasado muchas cosas en este tiempo, cosas que ya he ido consignando en cada celebración anual, así que no redundaré en lo mismo. 


Lo que sí quiero anunciar es que, como ya insinué el año pasado y habréis podido comprobar por el número de entradas, cada vez menos y más espaciadas, el blog toca a su fin. No lo cerraré de momento, pero las entradas tendrán que ver, en todo caso, con noticias importantes, si es que se dan. Por aquello de la difusión. Pero no habrá más microrrelatos, no en principio. Porque he dado por concluida esa etapa y estoy a otras cosas.

Y como esto es casi casi una despedida, para agradeceros a todos los que habéis pasado por aquí vuestra contribución, propongo lo siguiente: a los diez primeros que me envíen un correo privado con su dirección postal, les envío, con el único gasto de los portes, alguno de los siguientes libros*: 

Mi ensayo El Perú escindido (habrá seis ejemplares para repartir).
La antología negra Asesinatos profilácticos (dos ejemplares). 
La antología Hiroshima, Truman (dos ejemplares). 

Lo dicho: gracias y seguimos en contacto en otras virtualidades . 
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*Podéis indicarme vuestra preferencia en el correo. Daré prioridad, claro está, en función del orden de llegada de los correos. Podéis acceder a mi correo electrónico a través de mi perfil blogger. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

MATRIS SACRIFICIUM

Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola. El día después, por la puerta de la cancela, apareció la pianista, arrastrando sus pasos. Se encaminó hacia el piano, se sentó y empezó a tocar. Su cuerpo se impregnó entonces de un vigor triste. Y cada nota fue guiada por una especie de pulsión agónica. La melodía sobrecogió el aire y convocó a los vecinos, que acudieron estremecidos. Cuando acabó su actuación, la pianista cayó exánime. La enterraron allí mismo. Al día siguiente, el piano desapareció. La tierra expulsó en su lugar un niño de aire lánguido que arrastró sus pasos hacia la puerta de la cancela.