viernes, 23 de septiembre de 2011

LA IMPORTANCIA DECISIVA DE LOS PRONOMBRES

Algunos cambios son imperceptibles: vienen amortiguados por la rutina. Por otra parte, el uso de los pronombres, en ocasiones, adquiere una relevancia mayor de la esperada. Y a veces, incluso, todo ocurre en un jardín. En el jardín de la casa nueva. En el jardín que él limpió de hierbajos primero y plantó de césped después. En el jardín en el que ella trasplantó begonias, margaritas, geranios y una gardenia. El jardín que cuidaban ambos, alternativamente. Hoy riego yo, cariño. Hoy riegas tú, cielo. Y el mundo y la vida adoptando en aquellos momentos formas algodonosas.

Pero imperceptiblemente la tendencia cambia. Y él, cuando riega, ya solo riega el césped, y ella, cuando riega, solo riega sus flores. Y ocurre que él un día se asoma al jardín mientras ella riega sus flores y dice, eh, a ver si vas con cuidado con mi césped, que ya te he dicho que he replantado esa zona. El aire se carga entonces de un intenso olor a azufre. Ella se revuelve con otras palabras que avanzan enseñando dientes y rencor: con el mismo cuidado con el que tú pasas el cortacésped y te cargas mis flores. Él se bate en retirada mascullando algo, pero sin dar mayor importancia. Ella, en cambio, percibe de inmediato que algo se ha roto definitivamente.