viernes, 5 de octubre de 2012

CAJAMARCA 1532


      Los segundos parecen contraerse en la plaza de Cajamarca cuando el extraño objeto sale despedido por las manos impacientes del inca. El aire se adelgaza. Y la caída del libro se vuelve tensa, porque acumula desde su impulso una carga feroz de desprecio, incomunicación e ira. El inca se siente engañado: el objeto no habla. Entretanto, el inicio del vuelo ha provocado el estupor del sacerdote extranjero, quien acaba de abrir, de forma brusca, ojos y boca. El aire sigue comprimiéndose.
     Sin embargo, el rostro del inca, embebido de rabia hasta el instante del lanzamiento, concede inmediatamente una ranura al desconcierto: una voz, vertical y vertiginosa, atraviesa su conciencia, mientras el libro, el objeto mudo, sigue cayendo ante sus ojos como si flotara. “Aparecerán por el mar, y derrocarán el imperio”. Las palabras de su padre al morir retumban en su interior. Y la expresión de su cara queda mitigada súbitamente por la duda.
    Un sonido de arena arrastrada le hace reparar en que el objeto irritante ha culminado su caída. Entonces fija su atención en el sacerdote invasor, quien, con el gesto desencajado, está pronunciando unas  palabras enloquecidas. Se produce un estruendo. Los extranjeros entran en estampida. Y en la confusión de gritos, sangre y lamentos, el inca observa el objeto arrojado al suelo. Oye un crujido grave. Y ve cómo la tierra empieza a resquebrajarse por ese punto. Una sima que avanza imparable parte su imperio en dos. Es su última visión antes de ser apresado. 
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*La escena con la que empieza mi ensayo El Perú escindido, reconvertida a microrrelato. Con esta entrada celebro que ya hay fechas para las dos primeras presentaciones del libro:
-El viernes día 9 de noviembre en el espacio cultural La Cate, de Figueres, a las 20:00. 
-Y el viernes 23 de noviembre en La Casa del Libro de la calle Goya, en Madrid, a las 19:30.