viernes, 10 de diciembre de 2010

EL ENSAMBLADOR DE MICRORRELATOS

Recuerda a papá que active todos los mecanismos de seguridad del dichoso ensamblador de microrrelatos cuando haya acabado de utilizarlo, que después ya sabes lo paranoico que se pone si cree que alguno se ha transferido a la red. Recuerda que me llama con los ojos desorbitados y con movimientos frenéticos señala la pantalla del ordenador asegurando que aquellos microrrelatos son suyos. Recuerda que se pasa las noches de un lado para otro mascullando cosas ininteligibles. Y recuerda, sobre todo, la expresión enajenada de su cara, el balbuceo intermitente, el hilito de baba que asoma por las comisuras de su boca, cada vez que el ilustre Adolfo Whitaker, desde la gran Ciudad de las Luces Rojas, emite para todo el mundo la selección de ganadores semanales del Cuadraenésimo Concurso Universal de Microrrelatistas Híbridos.

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*Bueno, al final he sucumbido a la tentación de intentar adecentar el micro. Pese a mi discurso grandilocuente defendiendo la falta de calidad del anterior final.


6 comentarios:

  1. Me gusta cómo arranca y cómo se va desarrollando, me parece original, pero a mí me sobra el guiño que hace al programa y a su conductor.

    Besos dobles.

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  2. Creo que todos los que hemos participado, alguna vez, hemos caído en la tentación de conectar ficción y realidad. Coincido con Lola, me suena fantástico eso del "ensamblador". Yo me he reído un rato, Iván, con el esperpento de protagonista que dibujas preocupado y acuciado por el me llamarán o no me llamarán.. Una actitud que muchos, a veces, habremos adoptado, sobredimensionando lo que es tan sólo un concurso. Además, creo que está muy bien reírse de uno mismo en ese aspecto.

    Un abrazo.

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  3. Lola, te digo una cosa: a mí también me sobra.Por exceso de concreción, claro, porque chirría con el aire genérico del inicio y porque también disuena la marcada dimensión literaria del protagonista con un personaje tan real como Francino. No empasta bien, porque no hay gradación. Es cierto. Pero, de alguna manera, elaborar un microrrelato con un final más bien malo es una manera de protestar contra el programa y contra quien se esconde detrás del microrrelato, que soy yo. Es una manera de decir: estoy tan harto como el protagonista, aunque no tenga esos brotes catatónicos; estoy cansado de obligarme a escribir con frases que no me dicen nada y de perder el tiempo devanándome las neuronas para conseguir lo que consigo muchas veces, que es un micro como este. Este micro para mí es fabuloso porque me hace cobrar conciencia de lo difícil que es en este concurso "parir un hijo sano" (Jesus Esnaola dixit), de lo mal que se me da empeñarme en forzar la imaginación. Quiero ese final ahí, como el que decide hacer una dieta y pone una fotografía suya en la nevera posando con el esplendor de todos sus michelines al aire. Quiero que finales de este tipo me recuerden mis limitaciones, mis puntos débiles, y a partir de ahí crecer si puedo y sé. Vaya al final me he emocionado con el comentario :)

    Y Agustín, celebro que te hayas reído con la idea. Para mí ya es mucho teniendo en cuenta lo poco fino que estaba mientras lo escribía. Pero te digo una cosa, a pesar de la más que dudosa calidad del micro, redactarlo me desatascó. Y al día siguiente empecé un micro para los abogados de diciembre de cuyo resultado estoy bastante contento. Esto de la escritura es un misterio. Pero el proceso, aunque la mayoría de veces es tortuoso, a mí (que hasta hace un año había escrito muy poco) cada vez me gusta más. Por cierto, Agustín, tus acúfenos son maravillosos. A ver si te dejo un comentario, hombre.

    Un abrazo doble enorme y unas gracias más grandes todavía por la fidelidad: no faltáis nunca. Ah, y mil perdones por la ausencia en los últimos tiempos en vuestros blogs. Ando un poco liadillo (lo cual, sin embargo, no debería ser excusa para no haber felicitado a Lola por su aparición en la Revista A-Zeta y su premio en Cuenta 140). En fin, soy un ingrato :)

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  4. Suscribo palabra por palabra lo que dices de lo complicado y frustrante que resulta ReC, salvo honrosas excepciones en que la frase coincide con algo que te llama. Y coincido también en que al menos sirve para desempolvarse un poco, me alegro de que ta saliera un buen micro para abogados, intentaré mandar uno este mes yo también.
    Yo creo que el micro está bien construido y bien escrito, pero el tema de las alusiones realistas no me convence nada. Así que a esperar a la próxima.

    Me alegra leerte de nuevo.

    Un abrazo

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  5. Bueno, lo he cambiado porque no he podido resistirme. El personaje era demasiado literario, la idea del ensamblador demasiado fantástica, como para confrontarlo con el realísimo Francino. Mala mezcla, sí. Así que donde dije digo, digo Diego: abjuro de toda la palabrería fatua (en ocasiones soy pedante) con la que os cansé y rehago el final pasándome al otro extremo (no tengo término medio). No sé si estará mejor o peor, pero me suena más coherente.

    Jesús, a mí también me alegra leerte por aquí.

    Abrazos retractados :-)

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  6. ¿No quedamos que no valían retractaciones?
    No sé. Yo estaba convencido de que había comentado este micro en su versión anterior. Ya me ha pasado otras veces.
    Sinceramente, me gustaba más la otra versión, a pesar de la alusión directa. Me gustó la idea del ensamblador, y me gustó el retrato del que espera la llamada.
    Respecto a la rabieta, el disgusto, el malestar... qué te voy a decir, aparte de que yo empecé a mandar a la SER convencido de que mis micros eran geniales, y me enfadaba cuando elegían uno peor. Pero dentro de un tiempo verás una evolución, tanto en tu forma de escribir como en tu propia forma de ver tus micros. Y entonces te llamarán; o no, yo qué sé. Ya sabes cómo son.

    Saludos
    Gabriel

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