miércoles, 2 de febrero de 2011

CONCURSO "LOS POBRES DESGRACIADOS HIJOS DE PERRA" DE TUSQUETS


Ayer recibí un mail de Tusquets en el que me comunicaban que mi relato "Inseparables" ha sido seleccionado como uno de los cinco ganadores del Concurso "Los pobres desgraciados hijos de perra", organizado para patrocinar el nuevo libro de Carlos Marzal. El premio es ese precisamente: un ejemplar de la obra y dos camisetas exclusivas. No es demasiado suntuoso, pero yo estoy más contento que unas castañuelas. De momento solo han publicado el resultado en la página de Tusquets en Facebook, y hay que hacer un pequeño esfuerzo para encontrarlo. A ver si lo cuelgan en la página oficial del concurso.

Os dejo el relato.


INSEPARABLES

Los recuerdo metidos en el armario de la habitación del hotel, balbuceando cosas sin sentido, atacados a cada momento por una risita espasmódica que les aflojaba el equilibrio y los obligaba a apoyarse el uno en el otro. Cualquiera que los conociera un poco sabía que estaban exagerando el efecto de unas cuantas caladas que habían dado a un porro por las calles del centro de Sevilla. Cualquiera que los conociera un poco, y yo los conocía bastante, sabía que les gustaba ser el centro de atención permanente. Así que estaban sobreactuando. Pese a todo, su actitud provocó que algunos compañeros se asomaran preocupados a nuestra habitación e insistieran en preguntarles si se encontraban bien. Fue en nuestro viaje de fin de curso del instituto. Y quizás retuve aquella imagen porque significaba una tregua y porque definía muy bien la relación de ambos con el mundo. Las otras dos imágenes, la que antecedió y la que sucedió a esta, eran más habituales, y definían, mejor aún, su atormentada relación de amigos inseparables.

El día anterior creí que se mataban. Se habían enzarzado por una banalidad, como siempre, pero en un momento de la discusión se produjo una alusión punzante de uno al orgullo del otro. Lo cierto es que esta vez las palabras se envenenaron de forma involuntaria. Porque lo que no sabía Hugo, que por aquella época salía con Sandra, es que Darío también llevaba un mes enrollado con ella. Me había confesado que estaba enamorado hasta las trancas, que se tambaleaba por dentro cuando la veía y que el suelo se deshacía bajo sus pies cuando la besaba, que entonces creía flotar. Chocaba escucharlo hablar así mientras Hugo se recreaba contándome sus avances y descubrimientos por el cuerpo adolescente de Sandra. Así que cuando en un momento de la discusión, Hugo dijo que a él al menos se la chupaban, algo muy profundo se le revolvió a Darío, que le lanzó un puñetazo a la boca. No fueron solo celos. Fue esa impudicia arrogante y vulgar con la que Hugo habló nuevamente de su intimidad con Sandra. Acabaron con un labio partido uno y con un ojo morado el otro. Y por la noche los vi borrachos y abrazados en un bar, susurrándose torpemente que a pesar de todo siempre serían amigos.

No recuerdo bien cómo terminamos en la habitación de aquellas italianas. De hecho, nada de lo ocurrido aquella última noche resulta demasiado preciso en mi memoria ante la nitidez de un único instante, alrededor del cual parece diluirse todo lo demás. Creo ver al milímetro el momento en que la botella salió de la mano de Hugo. Entonces el aire pareció perder densidad y la botella trazó una recta vertiginosa hasta crujir en la cabeza de Darío, que cayó desplomado. Recuerdo la expresión de horror de las cuatro italianas, sus gritos aterrados, la sangre que inundó inmediatamente la cara de Darío, los cristales rotos desperdigados por la moqueta, el rumor de pasos acelerados que empezó a llegar del pasillo, la mirada perdida de Hugo. La transparencia que adquieren aquellos segundos en mi cabeza difumina todo lo que sucedió antes: creo recordar a Hugo en una cama haciendo manitas con una de las italianas; creo recordar que esa italiana había piropeado a Darío y que por eso Hugo se había metido en su cama; creo recordar que en algún momento Hugo y la italiana empezaron a besarse; y creo recordar perfectamente que en aquel instante Darío lanzó un dardo que cortó el aire: “Ya no te importará saber que Sandra también me la chupa a mí”.


15 comentarios:

  1. Hola Iván:
    Primero la enhorabuena y felicitaciones y todo lo que se suele decir cuando a un amigo le comunican buenas noticias como estas.

    Después, decirte que es un relato excelente, quizá no sólo de lo mejor que te he leído, sino de lo que denota una mayor ambición narrativa y estética. El manejo de los sentimientos y las miserias en que se asientan, la visceralidad, la promiscuidad relegan que a un segundo plano la mitificación amorosa. Capítulo aparte supone la caracterización de Sandra y su cosificación erótica.
    Y no sigo que después...

    como siempre, nos seguimos leyendo y nos seguimos entendiendo.

    un gran abrazo y a disfrutar.

    salut,
    hugo

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  2. Enhorabuena, Iván. Los reconocimientos llegan y la cuantía del premio no es un parámetro para cuantificar la importancia de un concurso. Intuyo que aprovechas muy bien el material diario que te proporcionan tus alumnos. Y le das forma a la perfección. Este texto llega, porque es muy verosímil. Me gusta la voz del narrador y el juego que establece con el lector, que siempre se siente muy acompañado. La frase final, como es costumbre, sublime.

    Abrazos.

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  3. Felicidades Iván. La suntuosidad del premio es el reconocimiento.
    El relato es brutal. Creo que no es sencillo hablar de una historia adolescente que pueda ser transportada a cualquier edad.
    Comparto, como siempre, con Agus ese aprecio por el narrador, que se convierte por un rato en los ojos del propio lector, gracias a ese tratamiento aséptico, sin contacto, casi sin opinión, de la primera persona.
    Mil veces felicidades, de verdad.
    Un abrazo

    PD: Veo que te ciñes al destildamiento del "sólo". Me resisto, como los galos.

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  4. Iván, mi más sincera enhorabuena!!!! El texto es impecable en fondo y forma, un gran y merecido reconocimiento. Me alegro mucho. Abrazos.

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  5. Enhorabuena Iván. El relato me parece fantástico. Muy bien eso de comenzar en un armario porque te mantiene el interés. No siempre se mide la calidad de un texto por la cuantía económica, aunque viene muy bien al bolsillo, si no ahí tienes el Planeta.

    Besos cálidos.

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  6. Muchas felicidades. Es un relato muy bueno.
    En cuanto a la suntuosidad del premio debemos recordar que a Aristófanes le obsequiaban con una cestita de fruta y a Sófocles, por sus tragedias, le daban una cabra.
    Repito, mi más sincera felicitación.

    Salud

    Francesc Cornadó

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  7. Felicidades Iván, es un relato excelente. El narrador tiene una voz tan verosímil que parece estar sentado a mi lado.
    Lo de la cuantía del premio... a mí me hace ilusión hasta que me entiendan, así que ya que te seleccionen entre otros muchos es un premiazo estupendo ¿verdad?
    Abrazos,
    Rocío

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  8. Enhorabuena, Iván, una noticia estupenda, no me extraña que estés encantado. Me alegro mucho por ti y por el relato, que es muy bueno.

    Un abrazo grande.

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  9. Lo importante, Iván, es que se te lea cada vez más. Este premio puede ser una buena plataforma para que en tu relato se posen más y más ojos.
    Un fuerte abrazo,
    PABLO GONZ

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  10. Bueno, en primer lugar, perdón por el retraso en los agradecimientos. Además de lo liado que suelo ir, llevo una semana con un resfriado que ha ido a peor.

    Os confieso algo que redunda un poco en una reflexión que he hecho otras veces: es evidente que supone una satisfacción muy grande recibir el reconocimiento de un premio, pero esa noticia, que relees y en la que te recreas una y otra vez tras el primer subidón, tras unas horas te plantea una pregunta que en la mayoría de concursos nadie resuelve o resuelve de una forma muy testimonial: ¿qué es lo que les habrá gustado a los miembros del jurado de mi relato? Pues bien -y esto no pretende ser ninguna boutade- casi me da la misma satisfacción vuestros comentarios críticos, vuestras apreciaciones técnicas, que el premio en sí. Porque me ayudan a ver en qué camino de los que voy tomando avanzo con paso más firme.

    Y ahora por partes:

    HUGO, es un placer releer aquello que uno escribe con otros ojos gracias a la mirada aguda y avezada de un lector como tú. Ni yo había reparado en la cosificación erótica de Sandra, concepto que me parece extraordinario. Por enésima vez: gracias por tu generosidad.

    AGUSTÍN, por una vez debo decir, sin que sirva de precedente, que desvías el tiro: la historia, aunque exagerada y deformada para darle carga dramática, parte de una experiencia personal, parte de mi viaje de fin de curso del instituto. Existió la escena del armario, existió la relación atormentada de amigos, existió la infidelidad, existieron la habitación de las italianas y las italianas mismas..., y fíjate en que a uno de los personajes, no solo lo conocía bien, sino que lo conozco MUY bien (igual sabes por donde voy :) Quizás por eso resulte tan verosímil, porque el esqueleto es real. Y quizás el narrador resulte tan cercano porque no sea sino un desdoblamiento (supongo que sabes por donde voy). Gracias, como siempre, por tu fidelidad y desprendimiento.

    GABRIEL, me encanta el uso del adjetivo "brutal" para el relato. Esa sensación de brutalidad era sobre la que trabajé a la hora de construir la pieza. Sobre el tema del narrador, insisto en lo que le comento a Agus. Y sobre el destildamiento del "sólo": es que verás yo sé que la ortografía es una convención, un artificio, fluctuante. Hasta no hace mucho se acentuaban los monosílabos, en el siglo XIX los criterios eran completamente diferentes, y en el siglo XVII -puedes comprobarlo en la magnífica edición digital del Quijote de la BNE- el verbo "haber" se escribía sin "h" y con "v" y apenas existían las tildes. Así que bueno, si aceptamos que la RAE es quien normativiza el castellano, pues para qué andar a vueltas con una arbitrariedad que es consustancial a una convención como la ortografía. Gracias, también por tus palabras, as always.

    MAITE, y a mí me alegra muchísimo que sigas dedicando calificativos tan positivos a mis relatos. Gracias por tus visitas y comentarios continuados.

    LOLA, como le he dicho a Agus, la escena del armario es real. Me vino el recuerdo y a partir de ahí fui tirando. Y claro, en cuanto sobrevino el recuerdo, pensé, joder, esta imagen tiene una fuerza literaria muy importante. Muchas gracias, por supuesto.

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  11. FRANCESC, los ejemplos de Aristófanes y Sófocles que has traído a colación, no creas que no me han animado. A Aristófanes no lo he leído, pero Sófocles fue un gigante. Así que es cierto: la suntuosidad del premio no siempre se corresponde con la calidad literaria de la obra premiada. Sin embargo -y utilizando una expresión de mi madre- Dios me libre de pretender compararme con dos mitos de la literatura clásica. Gracias, por el ejemplo y los ánimos.

    ROCÍO, muchas gracias. Lo he dicho más arriba: el premio está muy bien para figurar, para engordar currículo, pero lo más importante -y esto se lo leí una vez a Pablo Gonz- es sentirse leído.

    JESUS, también muchas gracias. La alegría es grande, y lo es más al sentirse arropado por tantos amigos literatos virtuales.

    PABLO, solo lamento una cosa del premio: la poca publicidad que Tusquets le ha dado a la resolución del fallo. Solo lo han publicado, y de forma muy marginal, en su muro del Facebook, así que de esa forma es difícil darle mayor resonancia al relato. No importa: el objetivo es no parar.

    Un fortísimo abrazo a todos. Me complace enormemente vuestra compañía.

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  12. Enhorabuena, te felicito por el premio. A mí, aparte de la historia, me ha llamado la atención por la precisión en la escritura, lo suntuoso no es el premio, sino tu prosa.

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  13. Me gustó mucho el relato. El último párrafo tiene una concentración de fuerza que parece que te va a estallar antye los ojos. Muy bien trabajado. Y la explosión final de la última frase, la vía de escape es... como la liberación. Me gusta. Enhorabuena. Si quieres leer otro de los cuentos seleccionados, Piedras en el corazón, puedes hacerlo en http://manobeltenebros.blogspot.com/

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  14. Vaya lo que me he perdido por mis ausencias pero ha merecido la pena encontrarme este regalo.

    Es una de tus cualidades como escritor, definir muy bien la atmósfera del relato con una suma de pequeños detalles que marcan la diferencia. Como dice una buena amiga(Rocío) si un relato o microrrelato no tiene detalles visuales,luego no permanece. Puedes decir. ajá qué bueno y tal y cual pero seguramente lo olvides. Sin embargo los detalles y no tener miedo de mostrarlos hacen que el relato no se olvide. Y eso ocurre con tu relato Iván.
    Enhorabuena, no se te escapa nada de lo humano, de sus luces y sus sombras. Y hasta Sandra que parece una mera secundaria remueve la ternura porque entre estos dos consiguen mancillar lo que de bueno podría haber en un principio, cosificándola.
    Un abrazo
    Rosana

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  15. Por no hablar de la otra historia que se intuye entre Hugo y Dario...esas amistades masculinas en las que se mezclan muchos sentimientos contradictorios.

    Enhorabuena otra vez

    Rosana

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