martes, 10 de enero de 2012

1996 TAMBIÉN FUE UN AÑO BISIESTO

i. m. Manuel Teruel

El sonido del teléfono asalta la fibra del miedo del joven de quince años, que al entrar por la puerta del comedor, mira hacia arriba, con los ojos de rodillas. En unos minutos gritará que Dios no existe y que si existe es un hijo de puta. Esa es la última vez que creerá en él. Es un nueve de enero de 1996.

Nueve de enero de 2012: una alumna de dieciséis años va al encuentro de su tutor, le pregunta si tiene un momento, y en medio del pasillo le dice que han vuelto a ingresar a su padre. No hay tratamiento, confiesa. El tutor balbucea unas palabras de ánimo mientras su memoria sale disparada hacia atrás, a otras palabras que sonaron como estas, a plomo hueco: la voz al otro lado del teléfono y el mundo en quiebra por primera vez: oye, que tu tío ha muerto. Se pasa el día pensando en la terrible simetría, y cuando llega a su casa intenta dar forma a su perplejidad a través de un escrito. Alcanza hasta aquí. La pena se le enreda en los ojos y el recuerdo se le hace líquido mientras escribe estas líneas. 

15 comentarios:

  1. Fijate lo que son las cosas. Para mí el 9 de enero fue una fecha muy dichosa, aniversario de casamiento. Pero él falleció en el 2010, de modo que sumo mi tristeza a tu terrible simetría.

    Un fuerte abrazo

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  2. Muy poco que decir Iván. Destacar tu valentía y "esos ojos de rodillas" que me han tumbado. Insisto, silencio; hoy sobran las palabras.

    Abrazos.

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  3. Poco que añadir Iván. Vida dura. Momentos en los que todos nuestros principios se desmoronan. (Me recordó a mis Principios rotos...)

    Ánimo y compañía.

    Un saludo indio

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  4. Yo también recuerdo un momento con los ojos de rodillas, en el suelo y sin creer en dios.
    Te dejo por aquí mi compañía.
    Un abrazo

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  5. Siempre me han impactado las simetrías. Hoy, curiosamente, mi entrada tiene un título que habla de una de ellas. La sincronía también tiene tela...

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  6. Ivan ese 9 de Enero fue muy duro para toda la familia,gracias por acordarte de el

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  7. Solo quiero dejar señal de mi paso por aquí. Y ya que estoy mandarte un gran abrazo.

    Hecho.

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  8. Después de dieciseis años, sigo sintiendo dolor y rabia. Dolor por la pérdida de un ser querido como era él para mí; y rabia, por las circunstancias fatales que concurrieron en el desenlace, donde faltó tiempo y sobró ineficacia y desinterés por parte de las personas de las que dependía su vida en esos momentos. Ni que decir tiene, Iván, que tu relato me ha conmovido como ningún otro, porque en esta ocasión, tus palabras están lejos de cualquier ficción y se refieren, en una de las dos partes de esa simetría a la que refieres, a una triste y lamentable desgracia que ocurrió hace hoy dieciséis años y que nos afectó dolorosamente a toda la familia.

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  9. Intuyo que la historia que nos regalas hoy no es una mas, Iván y por ello casi no me atrevo a comentar.

    Duro, como la propia vida. Yo, como Agus, también sucumbí ante esos ojos de rodillas.

    Un fuerte abrazo

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  10. Me conmueve la realidad que hay detrás de este texto, tu sinceridad, las reacciones, y mi propia pérdida hace unos días (el 31). Para estos momentos se hace imprescindible la literatura.
    Un abrazo.

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  11. Terríble, verdaderamente terríble. La vida supera con creces cualquier ficción. Me quedo con un frase memorable: con los ojos de rodillas. Un abrazo.

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  12. Muchísimas gracias a todos por vuestra compañía y vuestros ánimos. Dudé mucho sobre si colgar esto. Porque se trataba de recrear literariamente (en cuanto al uso del lenguaje y de la estructura del escrito: la simetría es escalofriantemente real) un episodio muy doloroso de mi vida. Tan doloroso que cualquier cosa que escribiera me iba a parecer un tanto fría. Pero, repito, la simetría y sincronía se produjeron, y le estuve dando vueltas al tema. Después pensé en que, dejando un poco de lado el resultado literario de lo que escribiera, me apetecía rendirle este pequeño tributo a mi tío Manolo. Como una manera de luchar contra el olvido (algo así dice el narrador de Soldados de Salamina, que escribe para fijar la memoria de su padre).

    Pues eso, que muchísimas gracias a todos. Y que toda esa compañía y ánimos que me dais se los traslado a Andrés (mi padre) y a Pedro (mi otro tío), por lo que ellos y yo sabemos.

    Un abrazo infinito a todos.

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  13. Hasta el final no me he dado cuenta de que era un relato biográfico. Me estaba gustando mucho, y luego, además, me ha retumbado en el pecho.

    Un abrazo fuerte, Iván.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Miguelángel.

      Otro abrazo fuerte para ti.

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  14. Yo sé mucho de pérdidas, y desde bien pequeña, desde aquì mi empatia. Cualquier otra cosa que pueda decir sobra.


    Un abrazo

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