sábado, 7 de enero de 2012

LA OTRA FILA



A Rosana Alonso

El cielo tiene color de carretera gastada, quizás de chapa de desguace. Mientras mira hacia arriba, el poeta vuelve a pensar en versos, a pesar de todo, a pesar de que ya nada es propicio. Una mano da dos toques en su hombro y el poeta devuelve sus ojos al frente: la fila avanza. Cada vez es peor. Y cada vez se pregunta por qué vuelve. Por qué vuelven todos. Ante él, un horizonte de espaldas rendidas. Si mira hacia atrás, una sucesión de muecas grises. Y desde hace semanas, incluso las palabras se han agotado: ya nadie habla. El poeta piensa: el silencio es el sonido de la derrota. Pero la fila se sucede cada día, sin descanso, obstinada, interminable, culebreando entre calles derruidas. La desesperación produce momias o autómatas, piensa. Ellos son las dos cosas. Un zumbido ronco raspa el aire mientras la fila progresa y la distancia se acorta. Llega el turno del poeta. Ante él se yergue el muro. Y en el centro del muro se encuentra el timbre. El poeta hunde su dedo en él, durante cinco segundos. Lo mira fijamente. Se marcha. El que le sigue en la fila repite la acción. 

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*Inicio el año con este micro que me publicó Fernando Valls en La nave de los locos allá por noviembre. Creo que hoy es un buen día para colgarlo. Rosana sabe por qué. La fotografía está tomada de la red. Si comprometiera algún derecho, la retirararía inmediatamente.

11 comentarios:

  1. Tu prosa estupenda ha traído a mi memoria unos versos (de Pessoa creo) que me conmueven especialmente:
    "Sigo siendo el mismo niño triste que espera le abran la puerta frente a un muro sin puertas"

    A medida que te leo compruebo que tan particularmente acertada resultó mi decisión
    Un abrazo

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  2. ¡Formidable, Iván!

    Leí este micro en la Nave y gracias a aquella lectura llegué hasta aquí.

    Me descubro, te aplaudo, y me marcho pensando que un poeta no deja de serlo en ninguna circunstancia.

    Un abrazo,

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  3. Tu narrativa es de las mejorcitas, Iván, por algo has logrado navegar donde solo los locos y los grandes escritores pueden hacerlo :)

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  4. Solo puedo decirte que me ha recorrido un escalofrío, me he sentido parte de parte de esa fila esperando mi turno.

    Besitos

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  5. El comienzo de este relato me ha evocado 'Los fusilamientos', he continuado pensando en el gran García Lorca y el final, he de reconocer, que me ha desconcertado.
    Un saludo Iván.

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  6. Gracias Iván.

    Guardada tengo esta Fila junto a la mía.
    No hay que olvidar.

    Esta pieza esta llena de aciertos y frases que se te quedan prendidas:

    El cielo tiene color de carretera gastada, quizás de chapa de desguace. Mientras mira hacia arriba, el poeta vuelve a pensar en versos, a pesar de todo, a pesar de que ya nada es propicio

    Ante él, un horizonte de espaldas rendidas. Si mira hacia atrás, una sucesión de muecas grises. Y desde hace semanas, incluso las palabras se han agotado: ya nadie habla. El poeta piensa: el silencio es el sonido de la derrota. Pero la fila se sucede cada día, sin descanso, obstinada, interminable, culebreando entre calles derruidas

    Abrazo

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  7. Es un texto espléndido, Iván. Logras que algo tan definido como una fila, pueda ser imaginado en diversos contextos. Así, según el lector y su psique, habrá tantas filas como interpretaciones. Y al mismo tiempo, siempre planeará sobre ésta su carácter difuso, intangible, indómito, y cercano al teatro de lo absurdo.

    Abrazos.

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  8. Esplendido. Es una delicia leer así. Ya la primera frase te sitúa y te predispone para el resto. La vida es eso, ¿no?, una sucesión de "hacer colas", "tocar timbres", así un día y otro, un día y otro... Y a veces, es más duro si no eres poeta.

    Un abrazo, Iván.

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  9. Iván, este texto es impresionante. Lo leí en la nave, y lo vuelvo a leer hoy aquí,y como dice Agus, veo otra fila, diferente, infinita, de seres sin pasado, sin presente, sin futuro...envueltos en eses cielo gris, en esas tierra gris, en esa memoria gris, caminando parsimoniosos como el si el tiempo estuviera detenido. Es la vida que serpentea por el abismo de la existencia, y en esa desolación quedan las palabras, las mas bellas,para hacer frente al infortunio.
    Como indica Patricia, y decía Pesoa, terrible imagen, esa muralla sin puertas, ese timbre, sin nadie que retorne una palabra...a veces la vida es como un patio interior, oscuro, lúgubre, donde no llega el aire.

    Un abrazo amigo.

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  10. Nos queda la palabra, decía un poeta. Tenemos el deber de no renunciar a ella, con la palabra se abren las puertas de la comunicación, también se cierran las del despotismo. Y ese timbre, quizá sirva.
    Muy bueno y oportuno.

    Par de abrazos.

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  11. Muchas gracias a todos.

    Patricia, no puedo sino agradecerte de nuevo ese voto que me diste. Ni te imaginas la ilusión que me hizo, por inesperado y por venir de quien viene. Respecto al verso de Pessoa (o quien sea): sintetiza muy bien la esencia de lo que quería transmitir. Muy bien traído.

    Pedro, quedo a sus pies para lo que usted quiera. Después de tantos halagos como me dedica, no puedo sino estarle muy agradecido. Lo mejor de todo: que este micro sirviera para que nos empezaramos a leer. Por muchos años.

    Maite, casi me sonrojo con tus palabras. Que sepas, por cierto, que sigo pasando por tu blog aunque no te comente. Y el tuyo sí que es un blog de referencia.

    Elysa: es que todos somos parte de esa fila de autómatas que llevan la esperanza hasta el absurdo en las situaciones que siguen a las grandes desgracias.

    Nadia, yo tenía en mente a Machado. De hecho, mi frase "un zumbido ronco raspa el aire" tenía como referencia el verso "invisible avión moscardonea" del poema "La muerte del niño herido". El final resulta desconcertante, sí. La propia fila es desconcertante. La lógica queda sepultada en situaciones límite.

    Rosana, pues ya sabes, que este micro no se habría dado sin "La fila". Así que mira, eres absolutamente responsable de él.

    Agus, das siempre en la diana. Me interesaba ese carácter difuso, inconcreto, que le diera a la fila ese aire de irrealidad autómata.

    Gracias Miguelángel: los poetas están hechos de otro material; su sensibilidad es muchas veces la única vía de salvación. Pero este poeta sale tan derrotado como los que no lo son. ¿Por qué? Porque el ser humano es capaz de generar situaciones de desolación absoluta.

    Xavier, radiografía impecable del micro, con tus acostumbradas dosis de lirismo, incluso al comentar: "Es la vida que serpentea por el abismo de la existencia". Enorme frase.

    Lola, pues sí, que nos salven las palabras, que es la herramienta más eficaz de comunicación. Por eso el silencio es el sonido de la derrota, porque detrás de él no existe la posibilidad de solucionar nada.

    Abrazos múltiples y agradecidos.

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