Como
el viento del norte. Eso me dice. Como una cuchilla rebanando el cuello de un
carnero. Eso me dice el hijo de puta. Como el avance de una tarántula por una
espalda dormida. Insiste. Como el silencio ronco de los trenes extintos.
Insiste a cada puñalada que le asesto. Que así es el miedo, me susurra. Helado,
cortante, artero, abismal. El miedo que siento. Y yo sigo apuñalándolo,
enloquecido. Y sus palabras se suceden, obstinadas: que el ensañamiento no es
el reflejo del odio, sino del pavor. Y me pregunto si es cierto, mientras continúo
acuchillándolo con la cadencia tenaz de un herrero en la forja. Porque la
navaja era para amedrentar. Y él me lo ha dicho, que igual creía que con eso lo
asustaba, pero que quien estaba cagado era yo. Me asalta un escalofrío: no
entiendo cómo puede aguantarse en pie. Y entonces me doy cuenta de que es mi
otro brazo el que lo sostiene por la axila. Estoy cansado. Desisto. Tiro la
navaja y aparto el brazo que todavía lo sujeta. Pero no son sus piernas las que
ceden, sino las mías. Caigo fulminado. Y percibo la tibieza viscosa de la
sangre que se extiende entre el asfalto y mi cuerpo. Oigo el rumor precipitado
de unos pasos que se alejan del lugar.
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*Y con este microrrelato despido el 2012. Feliz año nuevo a todos los que os dejáis caer alguna vez por aquí.
Uf, Iván. Espeluznantemente bueno.
ResponderEliminar¡Feliz 2013!
Un saludo.
joder Iván vaya manera de acabar el año. Brutal y muy bueno.
ResponderEliminarFeliz año.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Brutal sin duda.
ResponderEliminarFeliz año y saludos desde el aire
El cuerpo a cuerpo acaba fundiéndolos. No se sabe quién es quién. A cuál le agarrota más el miedo. Me parece un relato soberbio donde la lírica refuerza el escalofrío que produce su lectura.
ResponderEliminarAbrazos de fin de año.
Tan unidos que no se siente quién mata a quién. Qué bien contado, de qué manera la víctima se convierte en culpable para volver a ser final y mortalmente la víctima.
ResponderEliminarFeliç Any Nou, Iván. Y un abrazo.
Te felicito Iván. Nos defenderemos de este año lacerante que se avecina.
ResponderEliminarAhí va:
La navaja
La navaja es una herramienta de uso indeterminado
y también de carácter. Las de Sierra Morena
son utilizadas por forajidos del Camino Real,
bandoleros descreídos que las manejan con destreza.
En nada se parecen a las helvéticas,
asépticas, bien limpias, que en vitrinas se exponen
y venden en Navidad o para cumpleaños
y con el filo escondido las entregan para regalo.
No te fies de su filo, pues la navaja es rápida
en luchas de arrabales y también en los bajos fondos
de la ciudad oscura, a manos de criminales,
de pendencieros y villanos que son diestros en luchas
para buscarse la vida y que ignoran la luz
negada sin tregua por los neones del engaño.
Salud
Francesc Cornadó
El miedo nos hace humanos y en él reside también la empatía que nos identifica como tal. Al leerte, me han venido dos flashes de dos magníficas historias, una lírica (José María Fonollosa) y una narrativa (Allan Poe). El poema:
ResponderEliminarWHITEHALL STREET
Yo le tenía miedo. No sabía
que un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Como una piedra agujerea el agua.
Pensaba que su grito subiría,
como una lagartija, por mi brazo,
haciendo que soltara mi cuchillo.
¿Qué debe uno decir en estos casos?
Pensaba que en sus ojos hallaría
la sonrisa cansada de la noche.
Aquella que yo solo causaba. Antes.
Pero no hubo mirada ni hubo grito.
Un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Y sabe hallar la vida allí escondida
con rápido sigilo. Sin esfuerzo.
No hubo mirada, no. Tampoco grito.
Fue muy fácil. Tan fácil que aún me asombro.
No llego a comprender por qué hay quien teme
matar, cuando resulta algo tan fácil.
Y el cuento, William Wilson:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/william.htm
Feliz 2013
Un micro marca de la casa, Don Iván; fiel a tu registro literario, que logra generar desazón en el lector a medida que asimila la paradoja del final y lo amalgama con el título y el sentimiento que recorre toda la pieza.
ResponderEliminar¡Excelente!
Un abrazo y feliz año nuevo.
PD: Sin tu permiso, me lo difundiré.
Tremendo. Vas sintiendo las cuchilladas y cabreandote con el tipo que se cachondea. Interpreto que es precisamente al miedo a quien tratamos de vencer, ese enemigo que nos paraliza. El pero enemigo. También es una forma de despedir este año maldito. Un abrazo. Javier
ResponderEliminarEsta vez, más que la trasposición final de personajes o el espléndido uso del lenguaje, me ha gustado el fondo. El miedo es tremendamente violento, agresivo con su entorno. Es insoportable convivir con el miedo de otro. Y me parece que lo has contado literariamente muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas un muy buen 2013.
Estoy de acuerdo con Lola y SUsana, bueno con todos.
ResponderEliminarPara mí lo más logrado es que el lector siente ese agotamiento, ese absurdo y ese miedo como si fuera el personaje.
Buen año 2013, que no falten las historias.
Un abrazo
Me gusta tu blog Iván! Creo que me conoces del instituto de llançà. Bueno solo quería felicitarte por el blog y por tus microrelatos!
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