lunes, 24 de junio de 2013

CUÁNTOS AMANECERES NOS QUEDAN

Salgo al balcón y veo a mi padre acodado en la barandilla, fumando. Sus ojos se encuentran más allá del paisaje que tiene enfrente. Quizás en los recuerdos. Yo también he estado buscando recuerdos. Recuerdos y sentimientos. Pero sobre todo palabras. Palabras que definan contornos. Había creído encontrarlas mientras venía hacia aquí: todo parece más fácil cuando está a la espera de cristalizar. Y sin embargo, cuando me decido a hablarle solo consigo pedirle un cigarrillo. Yo, que llevo casi cinco años sin fumar. A mi padre, que me acaba de llamar para decirme que le han diagnosticado cáncer de pulmón.
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*Con este micro participé ayer en el Vendaval de Microrrelatos 2013. Un placer poder estar otro año ahí.  

18 comentarios:

  1. Lo leí en el Vendaval y me gustó mucho. Le has sacado belleza a la dureza o, es al revés?
    Saludos

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    1. Muchas gracias, Mei. Ya sabes: incluso en las situaciones más duras, se puede vislumbrar una línea de belleza. O al revés. Abrazos agradecidos.

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  2. Iván, texto duro de verdad. E imagino que esas cosas pasan, las de quedarte sin palabras ante estas situaciones de la vida.
    Me tomo la confianza Iván de expresarte mi opinión personal, sobre todo porque te suelo leer microrrelatos soberbios. Este texto me parece muy bueno, bien escrito, muy profundo, con mucho sentimiento, por lo trágico, por lo real, pero Como microrrelato no lo veo, me falta algo, no sé. Seguramente estaré equivocado.
    ¿Qué opinas?

    Un saludo indio
    Mitakuye oyasin

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    1. Pues no lo sé, David. Aunque es complicado definir el contorno de cualquier género literario (dónde empiezan y dónde acaban), quizás tengas parte de razón (o la razón entera).

      Creo que el problema es que el texto parece demasiado real. Y creo, también, que eso se relaciona de manera muy directa con el uso de la primera persona. Demasiada pinta de confesión. Quizás, sí. Mira que me planteé utilizar la tercera persona. Incluso después de publicarlo en el Vendaval. Porque me da la sensación de que hay una inclinación lógica a identificar narrador y autor. Y no me gusta que la percepción de la pieza o su análisis literario se puedan ver excesivamente condicionados por la emotividad que está fuera de los márgenes de lo literario. Pero al pasarlo a tercera persona tenía ciertas dificultades con los pronombres (posibles ambigüedades a la hora de identificar a padre y a hijo).

      No sé si quizás pueda ir por ahí la extrañeza que te causa el texto. De todas formas, seguiré dándole vueltas, porque ese aspecto concreto que te comento me ha suscitado muchas dudas.

      Y sobre todo: muchas gracias por la observación. Este tipo de comentarios lo obligan a uno a ser más crítico con sus textos.

      Devuelvo el saludo indio.
      Mitakuye oyasin.

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  3. Quizá estamos más hechos al micro fantástico, al de las sorpresas con doble tirabuzón y picado hacia ningún sitio, y por eso el realismo más sencillo se nos hace a veces ‘poca cosa’. A mí me gustó bastante este micro, y mira que yo soy más de dragones flamígeros y niños no muertos. No sería mal candidato para un análisis en Pequeñas imperfecciones.

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    1. Querido, Jesús. Muchas gracias por tus palabras. Aquí y allí en el Vendaval. Y por supuesto puedes destriparlo (este o el que quieras) en tu nuevo blog. Abrazos.

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  4. Te digo lo mismo que te dije allí:
    Parece mentira, pero a veces uno no sabe querer improvisando. Qué maravilla, Iván, cómo lo cuentas.

    Y añado:
    Lo dicho, con lo que a uno le invade y le rebosa y lo difícil que es traducirlo en palabras.

    Un abrazo (este es otro)

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  5. A mí me parece todo un acierto narrar el texto en primera persona porque eso le da más dramatismo y fuerza a la historia. No por eso voy a pensar que es un caso real que te ha ocurrido a ti.

    Me gustan mucho tus letras. Un saludo!

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    1. Muchas gracias por tu observación, Beatriz. Esa era la intención al narrarlo en primera persona. Pero me generó dudas.

      Muchas gracias, también, por dejarte caer por aquí.

      Un abrazo.

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  6. Buen micro, de gran sencillez y realismo, y es precisamente ahí donde radica su excelencia. Imagino a padre e hijo acodados en el balcón, los dos fumando, sin decir nada. A veces sobran las palabras y basta con estar.

    Un abrazo.

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    1. Querido Toni: si no te di las gracias en persona (que no me acuerdo), gracias, muchas gracias desde aquí.

      Un abrazo.

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  7. Me parece un gran micro. El narrador protagonista se aproxima a su padre ("acodado en la barandilla") y trata de acompañar su mirada buscando ver lo mismo que él ("yo también… Recuerdos y sentimientos…"), buscando la complicidad, alejándose en su búsqueda de la unión espiritual y sublime para volver inevitablemente al "aquí" donde queda sólo el torpe gesto de compartir nuestras pequeñas miserias de mortales. La belleza de un simple gesto si se sabe interpretar.

    Me parece uno de esos micros sostenidos con pocos hilos y que se acercan a la fotografía que pide interpretación por parte del autor. No es oscuro sino simplemente minimal, desnudo. Manera que acompaña muy bien lo que se quiere contar.

    Tiene algunos hallazgos que me encantan: "sus ojos se encuentran más allá del paisaje que tiene enfrente" y "todo parece más fácil cuando está a la espera de cristalizar", dos frases que sacan al texto de lo cotidiano y convierten la historia y lo que se cuenta en literatura.

    No cuesta nada dejarse llevar por tus palabras. Enhorabuena Iván :)

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  8. Es curioso, cuando leo micros nunca leo historias.Simplemente escaneo ( como el coche fantástico) la distribución de las ráfagas y a cargo de quién se hacen recaer.Dejo que la historia se la trague el rebosadero y me quedo con el remolino que se las lleva.No me interesa si alguien va o viene, si el chico por fin le besa o si Marco ha encontrado a mamá, y cosas de esas. Y últimamente veo que el lector, el querido lector, ese que me tiene tan hartita ,pasa por los textos como un elefante en una cacharrería, permitiéndose el lujo de rellenar huecos que no existen, afanándose en cortar el césped de un jardín que ni existe. Me encanta verle ensimismado en esa tarea, tarea en la que
    ni siquiera reflexiona. El lector. Mi lector. Un lector .
    Leo tu micro, este micro. Alguien me lo ha recomendado. Lo leo y veo que me deja lo que yo solo pido a una historia: ese aroma como a incienso, esa densa columna de humo, breve pero intensa, que efímeramente se eleva de un palito en el rincón de una habitación, discreto pero cierto. No me importa tu historia, ni "qué" le ocurre a "quién". Un micro es una danza invisible en la que pronto se distingue si quien ciñe tu cintura sabe llevarte y no sólo moverse. Y tú nos llevas, nos conduces con un ritmo acertadamente distribuido. "Salgo al balcón" ( expositivo) y frenas en: "sus ojos". Entregas, alargas algo más con un parecer intuitivo: "quizás....Luego aludes a ti, interiorizas ( por tanto compartes, compartimos). Acotas, precisas, ciñes. De pronto un "pero" nos detiene ( passe de deux). Palabras que definen contornos es una isla que nos salva , se nos ofrece para que descansemos,respiremos el aroma del palito de incienso que asciende. Ahora un parecer a modo de criterio("había creído"). Luego un ligero inciso a modo de retropaso ("y sin embargo"). Y después Yo versus Mi padre.
    Lo leo y me ha gustado. Dura lo que un aroma intrascendente

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  9. Intrascendente por pleno, conste. Es la primera vez que paso por aquí y ya me noto adicta

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  10. Vaya, qué lujo de comentarios, Rosita y Nieves. Si os doy muchas gracias, seguro que me quedo corto. Pero ahí voy: muchas gracias por pasar por aquí, ser tan generosas con el micro y, sobre todo, resultar tan didácticas en vuestras explicaciones. Abrazos.

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  11. Poco puedo aportar más que la experiencia vivida en situaciones similares, pues por desgracia o por suerte, visto desde el enriquecimiento personal, esa contrariedad entre lo que piensas y entre lo que escapa de tu boca, es más habitual de lo que imaginamos. Lo cual demuestra tu capacidad para imaginar situaciones difícilmente acertadas cuando no se han experimentado con la crudeza que la vida, tarde o temprano nos presenta.

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  12. Cosas de internet que me han traído a ésta tu casa y por aquí me quedo.
    Un abrazo e invitado quedas a
    http://montesinadas.blogspot.com.es/

    Y quédate por allí si algo ves que te emocione.

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